PACO BELLO DE LA CANCIÓN A LA POESIA - pacobello - PACO BELLO DE LA CANCIÓN A LA POESIAEl cantautor Paco Bello tiene una impecable trayectoria musical en la noche Madrileña, después de muchos años actuando en las principales salas madrileñas como Galileo Galilei, Clamores, Libertad 8 o Buho Real nos presenta su primer libro de poesía. “El olor del bosque ha roto mi computadora”.

                                                      

P.- Después de tantos años dedicado a la música, ¿por qué este salto a la poesía?

 

R.-La verdad es que empecé a escribir poemas antes que canciones. Yo soy muy dado

a acumular sin resolver, con lo cual, la escritura me ofrecía un canal donde desfogarme,

un lugar al que acudir cada vez que uno se levanta o se acuesta sin entender de qué va todo esto que nos rodea. Con la música descubrí mi pequeño lado social (es decir, subirme a un escenario y compartir in situ con el público unas canciones hechas con muchas preguntas y pocas respuestas).

La poesía, en cambio, me ha permitido escarbar de una manera más incisiva quizá,

dentro de los matorrales que nos crecen en ese mágico trayecto de ida y vuelta que discurre entre corazón y cabeza, y donde a veces asoman flores a ambos lados de la cuneta.

Y, cuando eso ocurre, la sensación de voluptuosidad es enorme, tu poema no va a cambiar el mundo, pero tú te has dado forma y contenido por dentro. Me quedo en un estado de intensa relajación animal, después de crear. La triste cima feliz. Ése es mi lado solitario.

 

P.- Dicen que la música y la poesía son dos artes muy características del ser humano. ¿Encuentras mucha diferencia entre escribir una canción y hacer un poema?

 

R.-Con la canción eres mucho más escueto, porque no puedes escribir un tema que

dure 15 minutos. Hombre, por poder, se puede, pero no es lo más aconsejable, a no ser

que se haga muy bien. El poema no tiene esa atadura. Te pones a escribir sin saber

donde se encuentra el final. A lo mejor, la idea que necesitas expresar cabe en dos

versos, o acaso, dos páginas. Nunca sabes qué puede ocurrir. Por eso mismo resulta emocionante. Es como intentar descubrir el asesino de una novela policíaca pasito

a pasito. Vas elucubrando. Empiezas persiguiendo sombras y acabas confesándote a ti mismo que el sospechoso ha conseguido escapar de nuevo. Un proceso muy divertido

y saludable.

 

P.- La metáfora esta muy presente en tus poemas, que se acercan mucho al lector con un lenguaje directo y claro. ¿Tiene tu obra un mensaje global para el lector?

 

R.-La metáfora alumbra y encapota, es un juego de claroscuros. Me gusta usarla

como un puente de doble dirección, es decir, en cuanto has puesto un pie en una

de las orillas, te das cuenta de que, en realidad, lo que buscabas, te llama desde el otro

lado, y una vez allí, vuelta a empezar. Nunca se llega, pero siempre descubres nuevas perspectivas mientras recorres el puente. La metáfora es una gran aliada. Mi reto

consiste en crear imágenes con largos puntos suspensivos. Espero haberlo logrado

en alguna ocasión.

En cuanto al mensaje, pues no sé, cada poema encierra su propia bandada de aves

migratorias, su propio golpeteo subterráneo. Y cada uno alza la vista al cielo o se asoma a los pozos a su manera.

Es imposible saber cómo funciona la intimidad de cada uno. Escribir un poema

es un acto muy solitario- en el mejor de los sentidos- y el lector, generalmente,

suele buscar esa misma soledad con el libro entre las manos. El lector crea lo escrito

mientras lee, porque cada experiencia vital es única, por eso a menudo nos invade

esa sensación de aislamiento inexplicable que un poema concreto, a ratos,

consigue apaciguar.

Cuando escribo un poema sólo busco dos cosas: calmar e inquietar.

A veces, a la vez. A veces, por separado.

No hay más mensaje que ése.

 

P.- La poesía es un arte minoritario, ¿Cree que tiene futuro la poesía dentro de nuestra sociedad?

 

R.-Yo veo el vaso medio lleno (de vino). Vivimos tiempos incómodos

en cuanto a equilibrio emocional se refiere. Nuestras necesidades básicas en el Primer

Mundo están cubiertas, y a partir de ahí se abre un abismo interior considerable al que nos cuesta enfrentarnos porque nos faltan herramientas, y porque preferimos el vértigo

de los problemas cotidianos con sus soluciones abarcables, a la inmensa perplejidad

que nos invade cuando miramos un cielo estrellado y nos susurramos en voz bajita, o gritando a pleno pulmón: ¿ qué coño es todo esto?

A partir de esa pregunta la poesía cobra un sentido especial, porque a todos nos tiembla

el corazón y porque todos necesitamos una mano amiga cuando el sol dice hasta mañana

si dios quiere. La poesía sigue muy viva. La poesía se sigue leyendo, aunque sea a escondidas. Mientras el hombre continúe sin comprender su presente, tendrá futuro la poesía. Quizá no vendan muchos libros los poetas, y quizá sea culpa nuestra, que no sabemos cómo mostrarla al comprador mayoritario sin poner cara de susto. Quizá

no sea compatible un pequeño poema con una gran masa que consume a mil por hora.

Quién sabe nada.

 

 

P.-  Entre sus poemas encontramos muchas referencias a los temas clásicos de la poesía, la naturaleza, la religión, el amor, etc. Contados de manera muy cotidiana. ¿Tratas con este libro de acercar la poesía al gran público?

 

R.-Yo nunca sé qué pretendo con los poemas que me vienen a la cabeza. ¡Ya es un milagro conseguir acabarlos con un mínimo de sentido! Me siento muy unido a la naturaleza, mucho más que a la tecnología (de ahí, el título del libro), y mi mente

se siente mucho más feliz y reconfortada contemplando el reflejo de una nube dentro

de un charco, que leyendo las instrucciones de uso de cualquier cachivache moderno de hoy en día que pasa de moda en cuanto consigues comprender cómo funciona el chisme en cuestión.

Pero bueno, son las reglas del juego, así que habrá que desempolvar nuestro rincón apacible para sobrevivir al tumulto y al jaleo de manera digna y soberana.

 

P.- Otros cantautores han hecho también libros de poemas, muy conocido es el caso de Joaquín Sabina, ¿tiene el artista que expresarse en diferentes facetas del arte?

 

R.- En mi caso, música y escritura están muy unidas. Ésa es mi forma natural

de canalizar mis alegrías y tristezas, mis borrosas obsesiones. No necesito

otro vehículo de expresión. Con la música me desenredo, y con la poesía

me desnudo. Creo que es algo así. Inventar cosas. De eso se trata.

Hay que mancharse de pintura. Los niños, de eso, saben mucho.


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