José Ignacio Díaz de Rábago: En la vida, en el arte todo está unido y relacionado. No hay una raya de separación  que diga aquí comienza un poema, aquí acaba un grafismo - IMG 0128 224x300 - José Ignacio Díaz de Rábago: En la vida, en el arte todo está unido y relacionado. No hay una raya de separación  que diga aquí comienza un poema, aquí acaba un grafismoJosé Ignacio Díaz de Rábago, es un artista plástico de nuestro tiempo, pero también es un poeta que acaba de reunir su obra completa en un volumen publicado en la colección autor de la Editorial Poesía eres tú.

 

1- Reúnes en este libro los poemas escritos a lo largo de los 35 años: ¿Cómo fue el trabajo de selección y ordenación de ese material? ¿Se quedaron poemas en el tintero?

 

El trabajo de selección fue difícil, ya que aunque guardo todo lo que escribo lo hago sin ningún orden. Muchos poemas estaban en libretas  pero también en papeles sueltos sin fechar. Tampoco escribo con regularidad, sino por necesidad y a rachas –rachas que a veces son períodos más amplios– en que la inspiración me llega. Tarde tres o cuatro años en encontrar la manera de estructurar y dar coherencia a un material tan caótico.

 

La solución  me llegó leyendo un libro de Mario Livio sobre la medida áurea. De pronto me di cuenta  que de modo intuitivo tendía a ordenar los versos en cascada, conforme a las secuencias numéricas de Fibonacci. Este formato me dio el marco  para  pulir  y  unificar los poemas. Más tarde agrupé por secciones los poemas  de parecido tono lírico,  teniendo muy en cuenta el tiempo en que se escribieron.. o en que creo recordar que se escribieron.

 

Si hay algunos poemas que no se han incluido, pero la mayor parte está en el libro, ya que habrá poemas más imperfectos que otros pero todos son sinceros, forman parte de lo que soy y de mi vida.

 

 

2- ¿Qué perspectiva tienes de esa trayectoria de 35 años ahora, al verla reunida? ¿Hay algo que eches en falta, algo que cambiarías, estás contento con el resultado…?

 

Estoy muy  contento sólo por la razón de haberlo hecho. Pero además aunque me falta distancia para valorarlo con perspectiva, la sensación que tengo es que es un libro muy digno tanto en la edición como en el contenido lírico.

 

Agradezco mucho a mi editor Javier Pérez-Ayala la flexibilidad que ha tenido al darme libertad en el diseño de la edición y su trato cordial y cercano. Igualmente a Julio Jensen, que tan bien me conoce, los dos bellos y ponderados  prólogos de introducción.

Ellos son también motivo de la satisfacción que siento por el resultado.

 

 

3- Como artista, tienes una amplia carrera como escultor: ¿Qué te ofrece la poesía, qué te añade como artista?

 

En la vida, en el arte todo está unido y relacionado. No hay una raya de separación  que diga aquí comienza un poema, aquí acaba un grafismo y aquí comienza o acaba una escultura. Ahora unido no quiere decir mezclado. Por esa razón, en esta ocasión, no he añadido ilustraciones al libro, salvo los iconos de encabezamiento de las  portadas interiores  de “Los días en el laberinto” y “El tiempo en las nubes”.

 

 

 

 

 

4- ¿Hay relación entre las dos artes a la hora de trabajar?

 

Contestaré con otra pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre escribir bajo la luna llena un poema sobre una piedra que diga “Escribo un poema bajo la luna llena” o con un pincel y tinta litográfica  hacer un garabato en una piedra bajo la luna llena? He hecho ambas cosas y eran lo mismo.

 

Y de igual modo, también se dan interrelaciones entre una litografía y una escultura tridimensional.

 

 

5- Divides el libro en dos partes: “Los días en el laberinto” y “El tiempo en las nubes”, ¿qué diferencia cada una de estas partes? ¿Por qué las diferenciaste?

 

“Los días en el laberinto” son poemas de “juventud” y pongo juventud entre comillas.

Son más espontáneos, algunos de escritura casi  automática. A mi parecer  tienen algo del espíritu de la “beat generation” –me estoy refiriendo sobre todo a la primera sección “Los blues de Body Bus”– . En general  están más atrapados en el espacio de las metáforas, en el laberinto de los sentimientos propios y del yo, de ahí su título y su dedicatoria.

 

En “El tiempo en las nubes” los poemas son mas despojados y contemplativos. El tiempo  –en presente– los invade liberándolos. De ahí su título y su dedicatoria.

 

 

6- A medida que avanza el libro (y pudiendo situar el cénit en “poemas del instante”) los poemas se van volviendo más desnudos, más despojados. ¿Qué voluntad late detrás de ello?

 

Corresponde a mi evolución interior con el paso de los años. Me libero, razonablemente, de mi ego y me vuelvo, razonablemente, más contemplativo.

 

Respondiéndote en clave de humor lo que late es la voluntad de no equivocarme y hacerlo sencillo para que el poema no se convierta en un trabajo. Es más difícil equivocarse manejando pocas palabras. Por ejemplo  ¿cómo me puedo equivocar escribiendo un poema que diga “¡Sal sol!”? Será  o no será un poema, pero no he dicho nada que no sea cierto y lo puedo dar vueltas y vueltas en la cabeza mientras fumo la pipa.

 

Bueno no es verdad, hacer un poema mínimo es difícilmente fácil. Hay que ser muy exacto y sobre todo sincero. A la menor imprecisión nace muerto y en vez de tener una colección de poemas lo que tenemos es una colección de obviedades.

 

 

7- En general, los poemas muestran mucha preocupación por el instante, por la imagen del momento, ¿Crees que es ahí donde debe centrarse el esfuerzo de la poesía?

 

La poesía es tiempo presente. Se intuye y se siente en tiempo presente aunque sea el pasado o el futuro lo que intuimos y lo que sentimos. De ahí el colofón latino del libro “Continuo Tempus Fluit”

8- Poéticamente, ¿qué proyectos tienes ahora? ¿Seguirás escribiendo o publicando o volverás a esperar a tener una obra de largo recorrido?

 

Proyecto concreto no tengo. Quizás me anime ahora a escribir más seguido. Escribir seguro que seguiré escribiendo. Para mi la escritura es, además de una necesidad,  un placer y los poemas me llegan un poco a su aire, cuando quieren. En ella estoy liberado del rigor profesional que me exijo como  artista plástico. Para escribir sólo se necesita papel y lápiz.

 

Publicar a menudo, no depende sólo de mí –de mi voluntad y de cuando me lleguen los poemas- sino de que un editor valore lo que escribo lo suficiente para que quiera publicarme con regularidad. Además hay un campo muy amplio en las artes plásticas dedicado al libro como objeto arte, a las ediciones limitadas y alguna idea para hacer tengo en la cabeza, pero hay que encontrar el momento adecuado. Pero si no fuese así lo que escriba lo seguiré guardando y en algún momento lo publicaré.


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