ENTREVISTA A SABELA GONDULFES
Con motivo de la publicación de AFOUTEZA & CERTEÇA
- Sabela, el título de tu nuevo poemario fusiona gallego y portugués: AFOUTEZA & CERTEÇA. ¿Por qué necesitabas dos lenguas peninsulares para nombrar este libro? ¿Qué porta cada una que la otra no puede contener?
Al escribir prácticamente todo en español siempre hago guiños a mi tierra. Afouteza es una palabra de amplio significado, valentía, arrojo, coraje. En este caso, dado el estado de múltiples duelos en el que fue escrito el poemario, se emplea como fortaleza de carácter y firmeza ante la adversidad. También acostumbro a hacerlos a la Península, soy Ibérica por convicción. Certeza se escribe igual en castellano que en portugués, al buscar sinónimos nos encontramos confiança, segurança, decidimos con la editorial escribir certeza con ç para diferenciar la terminación -eza de ambas palabras y hacer un título único y poético. Y a la vez dar a entender que esta certeza es singular e inefable. Es una forma de mostrar desde el título la identidad y ser en el mundo de Sabela Gondulfes.
- Abres el poemario con una “Carta abierta a la Barbarie”, un texto combativo en prosa donde denuncias la corrupción política y las guerras. Muchos lectores esperan que la poesía sea refugio, belleza que nos proteja de lo feo del mundo. Tú pareces decir lo contrario: que la poesía debe ensuciarse con lo real. ¿La poesía tiene obligación de tomar partido?
La poesía, la narrativa, la pintura, la escultura, etc. No entiendo el arte sin un fuerte compromiso con lo social, antropológico, ecológico. Con un firme compromiso con una misma y su estar en el mundo, lo cual no quiere decir que no meta la pata a diario, aun así, procuro guardarme lealtad.
- Hay un verso tuyo que me persigue: “Tengo la memoria resbaladiza / Se me olvidó lo que hice mañana / Lo que haré ayer”. ¿Cómo se escribe desde esa memoria que no obedece cronologías? ¿Es la poesía una forma de ordenar el caos o de celebrarlo?
Este poema está dedicado a Pepe, padre, y a todas las personas de memoria frágil. Aquí es Pepe quien toma la voz narradora del poema, quien se apodera de la poesía, esto se produce en una convivencia brutal con el alzhéimer siendo yo su primera cuidadora. Respecto al meollo de tu pregunta, la poesía es ambas cosas, una forma de ordenar el caos y a la vez de celebrarlo, de ahí también el número pi. En una de tus críticas literarias defines mi poesía como imperfecta, y creo que no has podido definirla mejor. Es más, creo que si un día resulta perfecta a los ojos de los demás dejaré de escribir. A través de ella, del proceso de su creación, indago, exploro, descubro y comparto aquello que hallo interesante que es un porcentaje mínimo de lo escrito.
- En el poemario conviven el duelo por tu madre, el deseo erótico, la denuncia política, la reivindicación de Galicia. Muchas poetas contemporáneas eligen un registro, un tema central. Tú parece que quieres abarcarlo todo. ¿Existe el riesgo de dispersión o es que la vida no cabe en un solo tono?
¿Acaso la vida es un solo registro? En el día a noche has de convivir con todos esos tonos y más. Una no es poeta de 8 a 15 horas, o mientras llora a una madre, extraña a la pareja ausente, al hijo presente, escucha las noticias mientras cocina, o se compra un vestido en un mercadillo de domingo, una se levanta y acuesta y duerme con la poesía. Te aseguro que he necesitado muchos ángeles de la guarda para no precipitarme por más desfiladeros de los que ya me despeñé. Como decía mi madre a mi padre, esta filla estanos louca, ten moitos páxaros na cabeza.
- Escribes “La poesía es el arma que me mantiene viva y libre”. Es una afirmación rotunda en tiempos donde se nos dice constantemente que la poesía no sirve para nada, que no cambia el mundo. ¿Qué puede hacer un poema que no pueda un manifiesto o una pancarta?
No voy a entrar en lo que le sirve o no a los demás. Yo puedo decir que ella y mis 2 hijos me han salvado la vida y no sólo una o 2 veces. Además, no es el poema de la poeta, es la poeta del poema, creo que esto mismo no se puede decir de una pancarta. Desde mi forma de entender el mundo la poesía y la ternura son tan necesarias como el agua y el pan. El agua y el pan nos mantienen en pie, la poesía y la ternura dan fortaleza a ese pie, afouteza.
- Has vivido en Galicia, Madrid, Nueva York, Buenos Aires, la Patagonia, Chile, Lisboa. Tu geografía vital es la de una nómada. ¿Se puede escribir poesía arraigada desde el desarraigo? ¿O quizá el desplazamiento es hoy la única forma honesta de arraigo?
Siempre digo que soy una escritora que viaja, una viajera que escribe. Soy viajera en mi propia casa, me cambio a menudo de estancia, subo y bajo las escaleras porque sí, cambio los muebles de sitio. Necesito el movimiento, me inspira, quieta se me ocurren versos y renglones muy aburridos. Por otro lado, está la curiosidad por lo que hay más allá de lo conocido, la exploración, el aprendizaje constante de lo diferente y extraño. Eso no quita que me sienta enraizada en mis raíces, valga la redundancia, de ahí mi nombre de escritora, considero que no puedes llegar muy lejos si no sabes quién te parió y quiénes son tus referentes, tus cables a tierra.
- Inventa palabras: “Pielando”, “Me contigo”, neologismos que no están en ningún diccionario. ¿En qué momento decides que el lenguaje existente no alcanza y hay que inventar? ¿Es arrogancia del poeta o necesidad vital?
Necesidad vital. Bueno, evolución espontánea, más bien. Todas las palabras inventadas surgen en el milagro del proceso. Pielando salió tallando una madera en la ruca de un escultor en Isla Negra, Chile, Roberto Pizarro Lemarchand, entablando una conversación con esa talla. Después dio título a un poema que nació unas horas más tarde, y a un libro fusión, PieLanDo, presentado en la Fundación Neruda, en su casa de Isla Negra. Por lo tanto, no es inventar al uso, es construirse, evolucionar y jugar con el lenguaje propio.
- Tu poesía no es minimalista. No trabajas con la contención que caracteriza mucha poesía española actual. Eres expansiva, repites, enumeras, acumulas. En época donde se valora tanto la precisión quirúrgica de cada palabra, ¿qué te hace apostar por la abundancia?
No lo sé. Escribo tal y como vivo, siento, duelo, amo. Generosa. Abundante. Viva. Muerta. Siempre apunto que para mí escribir, más allá de un noble oficio, es una forma de vida. Y tengo pavor a las anestesias, escribir quirúrgicamente precisa adormecimiento.
- Incluyes una nota donde dices que los poemas “no siguen orden alguno: la vida en sí / transcritos casi tal y como fueron creados en el cuaderno”. Es una declaración de principios contra la sobreeditación. Pero ¿no hay riesgo de confundir autenticidad con falta de elaboración? ¿Dónde está el límite entre espontaneidad y descuido?
Pues en que de todo lo escrito doy si acaso un 1 por ciento, hay infinito trabajo hasta llegar a la edición de algo que considero que ha de ser dado, hasta llegar al poema sí, hay infinitos poemas no. Descuido o trabajo, trabajo, trabajo. Vida y Muerte a raudales. Entiéndase la muerte aquí como proceso de transformación.
- Para terminar: ¿qué le dirías a alguien que nunca lee poesía, que piensa que es algo hermético, para intelectuales? ¿Cómo se acerca tu libro a ese lector que cree que la poesía no es para él?
Ábrelo, no te quedes con el título o el número pi de su portada. Abre y descubre un universo fascinante, hazlo tuyo, no quieras entender, siente, huele, respira profundo y verás como Afouteza&Certeça también es para ti que no lees poesía.
En el primer archivo entregado a la editorial apenas había puntos finales en los poemas, después corregí esto en muchos por sugerencia de edición más correcta. No utilizo puntos finales porque quiero que el poema quede abierto a que el lector lo continúe. Es un riesgo enorme, lo reconozco, aun así, un riesgo democrático. En la segunda edición quitamos los puntos de nuevo jaja…
Por cierto, hacia el final del poemario se descubre porqué el número pi, ya es un motivo para ojearlo al menos.