- Juan, eres historiador, arqueólogo, activista por los derechos LGTBI, y ahora publicas tu primer poemario. ¿Qué te llevó a elegir la poesía, y no el ensayo o la narrativa, para abordar el conflicto palestino-israelí?
Elegí la poesía porque el lenguaje del análisis —el que uso como historiador— ya no alcanzaba. El conflicto palestino-israelí está saturado de discursos: informes, columnas de opinión, debates televisivos… y aun así seguimos sin escuchar el dolor real. La poesía me permitió decir lo que el ensayo no puede: la intemperie absoluta, la vida rota, la imposibilidad de justificar lo injustificable. No quería explicar Gaza: quería que el lector sintiera el golpe sin intermediarios. El análisis político puede describir un crimen; la poesía obliga a mirarlo.
- La estructura del Libro de Job vertebra toda tu obra. ¿En qué momento se te ocurrió esta conexión entre el personaje bíblico y Gaza? ¿Fue algo instantáneo o fue madurando con el tiempo?
La conexión con Job fue creciendo como una herida. Vi las primeras imágenes del asedio y entendí que había vuelto el mismo grito del inocente que atraviesa la Historia, el mismo que había visto en Beirut tras los bombardeos israelíes en 2006, cuando escribí por primera vez sobre esta idea en mi blog: “¿Por qué se permite esto?”. Job es la figura del ser humano reducido a escombro mientras los poderes —divinos o estatales— discuten desde la distancia. Gaza no necesitaba una metáfora: era, literalmente, el lugar donde el sufrimiento se convierte en pregunta sin respuesta. La estructura del libro bíblico no fue un adorno, sino un espejo.
- En el libro alternas fragmentos poéticos con pasajes ensayísticos que incluyen datos históricos, referencias a organizaciones de derechos humanos, incluso menciones a películas. ¿Por qué sentiste que el verso puro no era suficiente para contar esta historia?
El verso solo no bastaba, porque Gaza está siendo borrada también a través del lenguaje. Quise anclar cada poema en hechos que no pueden relativizarse: cifras de muertos, informes de derechos humanos, declaraciones oficiales. Escribir solo en verso habría permitido que el lector se refugiara en la belleza formal. Y yo no buscaba belleza: buscaba verdad. La prosa documental está ahí para que el poema no flote, para que cada imagen tenga un suelo de realidad que obligue a hacerse cargo.
- Has estado en Beirut, conociste palestinos, viviste cerca del conflicto. ¿Cómo equilibras la necesidad de testimoniar desde tu experiencia personal sin apropiarte de una voz que no es la tuya? ¿Cómo gestionas esa tensión entre hablar “sobre” y hablar “desde”?
No hablo en nombre de los palestinos, ni pretendo hacerlo. Esa apropiación sería otra forma de violencia. Hablo desde el lugar incómodo que me corresponde: un europeo que ha vivido en Oriente Medio, que ha escuchado testimonios de quienes no tienen un Estado que los proteja, y que está cansado del cinismo occidental. Por eso el libro no oculta mi duda ni mi culpa. La tensión entre “hablar sobre” y “hablar desde” no la resuelvo: la expongo. Y creo que en esa exposición hay una honestidad política necesaria.
- Hay una frase en el libro que dice: “Recordar es resistir, recordar es acusar, recordar es sembrar futuro”. En una época de sobreinformación pero también de olvido inmediato, ¿qué papel crees que debe cumplir la poesía como archivo de memoria?
La poesía es un dispositivo de memoria lenta. En un mundo donde cada tragedia dura horas en la pantalla, un poema puede convertirse en un recordatorio persistente, casi molesto. Recordar es resistir porque el olvido es funcional al poder: lo que se olvida no se juzga, no se repara, no se detiene. La poesía no compite con las noticias: las desestabiliza. Hace que algo sobreviva al flujo, que vuelva cuando ya quisiéramos no pensar más en ello.
- Tu obra se posiciona claramente: no busca equidistancia ni “ambos lados del conflicto”. En tiempos donde se valora el matiz y la complejidad, ¿te preocupa que esta claridad moral pueda interpretarse como simplificación o propaganda?
Me preocuparía más caer en la equidistancia que en la claridad moral. Hay momentos históricos en los que la neutralidad es complicidada, y Gaza es uno de ellos. El matiz es importante para entender, pero no para justificar. Mi libro no pretende ser un manual de diplomacia; es un posicionamiento ético frente a una asimetría brutal. Quien quiera propaganda, que busque en otro sitio: Job en Gaza está lleno de dudas, pero no de neutralidad. Neutralidad con los cuerpos bombardeados sería una obscenidad.
- Conectas Gaza con Troya, el presente con el mito homérico. ¿Crees que la literatura clásica, los mitos antiguos, todavía tienen algo que decirnos sobre las tragedias contemporáneas? ¿O corremos el riesgo de estetizar el horror al poetizarlo?
Los mitos clásicos no son un barniz estético; son mecanismos para pensar la violencia en su raíz. Troya es Gaza porque ambas son ciudades sacrificadas en nombre de una idea imperial. El riesgo de estetizar el horror existe solo cuando se usa el mito para embellecerlo. Yo lo utilizo para iluminarlo. La literatura antigua nos recuerda que la barbarie no es un accidente: es una repetición histórica que siempre recae sobre los mismos. Si algo estetiza el horror hoy no es la poesía, sino la retórica política que lo justifica.
- Hablemos del panorama poético actual. Vivimos un momento donde la poesía en redes sociales alcanza millones de personas, pero a menudo se critica por ser “poesía ligera”, sin densidad. ¿Dónde crees que debe situarse la poesía: en la accesibilidad masiva o en la exigencia formal?
No desprecio la poesía que circula masivamente, pero no me interesa una escritura que evita cualquier profundidad para no incomodar. La accesibilidad no es un problema; la superficialidad, sí. La poesía debe poder leerse —no descifrarse como un jeroglífico—, pero también debe exigir algo al lector: una pausa, una implicación. Si la poesía renuncia a esa exigencia, se convierte en decoración. Y yo no escribo para decorar nada.
- Tu libro no consuela, no ofrece respuestas tranquilizadoras. Termina con la imagen de la semilla escondida en la ceniza, pero el conflicto sigue abierto. ¿Qué esperas que haga el lector después de cerrar este libro? ¿Qué tipo de acción, si alguna, puede generar la poesía?
No espero que el lector encuentre consuelo, porque sería una traición al tema. Espero que termine el libro con una incomodidad que le impida volver a la indiferencia. No doy instrucciones políticas, pero sí creo que la poesía puede activar una forma de lucidez: informarse mejor, apoyar a quienes trabajan sobre el terreno, enfrentarse a los discursos que legitiman la violencia. Si la poesía tiene alguna utilidad, es esta: romper el anestésico moral que nos permite mirar hacia otro lado.
- Después de “Voces transgresoras” sobre memoria queer y ahora “Job en Gaza” sobre el conflicto palestino, parece que tu proyecto intelectual consiste en dar voz a quienes la historia intenta silenciar. ¿Cuál es el siguiente silencio que necesitas romper? ¿Hay otro libro esperando?
Mi trabajo no va de “dar voz” —esa idea siempre me pareció paternalista— sino de intervenir donde la memoria oficial prefiere silencio. Primero fue la memoria queer, ahora Gaza. El próximo silencio aún no sé cuál será, pero tengo claro que no será cómodo. Quizá las historias LGTBIQ en contextos de guerra, quizá los restos de nuestro pasado colonial, quizá quienes cruzan el Mediterráneo sin nombre. Lo que sí sé es que mi escritura seguirá girando en torno a lo que se intenta borrar. Mientras haya silencios impuestos, habrá libro.
Revista Poesía eres tú
El Grupo Editorial Pérez-Ayala, está formado por los siguientes sellos editoriales: Editorial Poesía eres tú, Ediciones Rilke Editorial poesía, Editorial Ediciones Amaniel, Editorial Ediciones Azorín un sello regional para Alicante y Murcia.
Para ayudar a la promoción de los libros contamos con diferentes plataformas en internet como Poesía Televisión, libro de poesía, Club de poesía, Blog de escritor, Blog de poesía, Agencia del libro, Plataforma IV Centenario, Primer centenario, Nuestras librerias, Publicar libro – Publicar un libro, Revista Poesía eres tú, Antologías poéticas, Poesía y poetas, Gloria Fuertes, Blas de Otero, Rubén Darío
Trabajamos con distribuidoras de libros que acercan los libros a las librerías, pero contamos también con las siguientes librerias de apoyo en internet para que ningún lector se quede sin su libro de poesía: Libreria GEPA, Libreria Website, La librería del escritor, El rincón de los libros.
Así mismo colaboramos con la Asociación de editores de poesía y la Asociación Madrileña de escritores y críticos literarios (Crítica de Madrid).
Trabajamos con varias imprentas y contamos con nuestra propia imprenta Herederos de Izquierdo y Madrid impresores.
Puedes conocernos en nuestra página del Grupo Editorial. Contamos con una sede en Madrid y otra en Jumilla (Murcia)
Somos especialitas en la edición del libro de poesía
GRUPO EDITORIAL PEREZ-AYALA | Editorial Poesía eres tú | Editorial : Ediciones Amaniel | Ediciones Rilke. Editorial de poesía | Grupo Editorial | Editorial poesía | Publicar Libro | Libro de poesía
Copyright © 2006. All Rights Reserved.




