Autor: Manuel ORTEGA LOSA (2009)
ISBN-13: 978-84-937230-2-6
Editorial: Poesía eres tú
Depósito Legal: SE-4724-2009
Manuel Ortega Losa (Villarobledo, 1987) es el autor de “Torres de la mancha” un poemario que hace un repaso al paisaje que Cervantes describió en su Don Quijote de la Mancha. Manuel Ortega con influencias de la poesía de Hernández y Machado hace un repaso de un paisaje rural lleno de jornaleros, pastores, toros, tinajeros, poetas y todos ellos presididos por las torres de la Mancha que alzan sus brazos al viento para reclamar ese espacio arrebatado al olvido de la tierra de Albacete.
EL AUTOR:
Manuel Ortega losa (Villarrobledo, Albacete 1987). Estudiante de Comercialización e informaciones Turísticas. Manuel es también músico toca el piano, la caja flamenca y el yembe.
EXTRACTO DE LA OBRA:
Que me escuchen
“Vientos del pueblo me llevan
Vientos del pueblo me arrastran
Me esparcen el corazón
Y me aventan la garganta”
Que se apaguen los clarines
¡Que me escuchen!
Vientos, aires, flores.
¡Que me escuchen labradores!
Cielos claros como manantiales,
que tiñan de rojo amaneceres
¡Y como el mar pinta barquitos
en los ojos, cuelguen claveles!
Los jardines de las nubes
¡Que me escuchen!
y florezcan de violetas
¡Que me giren las veletas!
Guiándome de oriente hasta occidente
¡Que ya viene a segarte
el dios de poniente, cargando
en sus hombros, la bóveda celeste!
Pueblo llano y claro, ábrete.
¡Escucha mi corazón clamar!
Desde las montañas a los valles
¡Escucha a mi alma llamarte!
Que ya vienen los hombres
a robar tu aliento adolescente.
Las flores que derraman los amores
vienen a llevarse, ¡Tu corazón caliente!
Que ya vienen, que ya se sienten
¡Escúchalos juntos gritar!
Al son del cielo que sale y se esconde,
¡Al son del mar hecho cielo, que se rompe!
Y sobre tus pies augustos se muere
escúchalos llorar, reír, esperar…
Escúchanos juntos al alba soñar,
y míranos pacientes, caminar y caminar…
Torres de La Mancha
“veréis llanuras bélicas y paramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—
Son tierras para el águila, un trozo del planeta
Por donde cruza errante la sombra de Caín”
(Antonio Machado)
Tres torres soñolientas
alzadas sobre el horizonte,
señoras de un castillo
que contemplan la eternidad.
Observando mil soles
que desbordan los amaneceres,
llorando
junto a un millón de corazones,
que por su mancha caminan,
que por tu mancha sueñan.
Tres Torres,
como tres caballos desbocados
blancos como la luna
que a la noche sus tristezas cantan
soñando, por los campos
de trigo, sangre y vid.
Perdidos como lagrimas del cielo
por los nostálgicos caminos
donde anduvieron pastores
guiando las ilusiones
de un pueblo que calla sediento,
y gime olvidado.
Mancha de carrascas
de pinos y de almendros
donde florecen atardeceres
más que solitarios, eternos.
Donde los horizontes
nacen en la tierra
y expiran más allá de los sueños,
donde las estrellas vuelan y navegan
hacia los campos, que se hunden
en el fondo del universo
Mancha humilde
Mancha linda y hermosa
de verdes primaveras
y largos letargos del otoño
Mancha donde mi corazón nació
Mancha de niebla y bruma
Mancha muerta,
y tan solitaria.
No son sus oficinas,
ni sus ciudades, ni sus carreteras,
Son sus pueblos olvidados,
y sus calles polvorientas.
Es el silencio de sus iglesias
con sus campanarios
mudos y atormentados.
son sus campos de tristeza
es su alma olvidada y muerta.
Son sus caminos encendidos
de lágrimas y amapolas.
Son sus raíces perdidas
en los cementerios como rosas dormidas.
Son sus viejas casas vacías
son sus batallas perdidas
Que aun así vencen al tiempo,
todavía sobre mi corazón.
¡Hay, corazón de la España silenciosa!
del pensamiento callado y recogido.
Por tus campos olvidados
cabalga la melancolía,
por tus pinares abandonados
envueltos en jirones de niebla
sueña mi alegría.
Sobre el Guadiana, y el Jucar,
Pueblo del sol tierra mía,
tu por siempre
su nombre arrastrarás.
¡Tan finita es la mente,
tan universal es mi mancha!
Que mis ojos a los suyos
a mirar todo no alcanzan…
“Castilla miserable, ayer dominadora,
Envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora”
Castilla La
Verdes y amarillos valles,
bastas pampas y hogares secos
a ritmo de amanecer escaso
vino bebe, del manantial helado.
Segadores, labradores y tinajas.
Gachas, cencibel y Don Quijote
tierra negra, oscura y seca
San Juan, como rocinante entre la noche.
La letra vertida en el río mundo,
la sierra en cascada, tragacete.
La flecha que traspasa el horizonte
son susurros en los altozanos de Albacete.
Visigodos, torreones sobre el Ebro,
marcando de rocío los rosales.
Turbante, callejuelas de almohades
lucha de la historia, manantiales.
Alcarreños, Manchegos y Toledanos,
tierra, monte, llano, ríos y aguas,
Las hoces del Carriel y Gredos miran
hacía una esfera quieta, la luna blanca.