ANÁLISIS DE TÉCNICAS LITERARIAS EN “ROMANCE DE LAS CRISTIANAS RAPTADAS”
Identificación de Metáforas Sensoriales
José Carlos Balagué Doménech despliega en su romance un universo sinestésico extraordinariamente rico, donde cada sentido se convierte en vehículo de significado poético. Las metáforas sensoriales no son meros ornamentos, sino elementos estructurales que construyen la atmósfera sensual y emotiva de la obra.
Metáforas visuales y táctiles: El autor combina magistralmente lo visual con lo táctil en versos como “negra como el azabache, / limpia cual chorro de agua”, donde el cabello de la protagonista se transforma en materia preciosa y elemento natural puro. Esta dualidad cromática (negro/transparente) sugiere tanto la belleza física como la pureza moral.
Metáforas gustativas: La sinestesia alcanza su máxima expresión en “A dulce de cidra saben / tus cabellos, bella dama”, donde Abdullah transforma una caricia en experiencia gustativa. Esta metáfora convierte el acto amoroso en degustación sensorial, elevando la intimidad física a experiencia estética refinada.
Metáforas olfativas: El momento cumbre de la sensorialidad poética llega cuando “aspiró profundamente / el aire que la rodeaba, / el perfume de sus pechos / y el olor de sus enaguas”. Aquí, el acto de respirar se convierte en apropiación amorosa, donde el aroma personal se transforma en esencia del ser amado.
Uso de Enumeraciones y Anáforas
Balagué emplea las enumeraciones como técnica de acumulación poética que crea efectos de abundancia y riqueza cultural. Las enumeraciones gastronómicas —”alfinges y alfeñiques, / y alquermes con que endulzaban / los dulces y mazapanes, / y dátiles y azufaifas / y alfajores deliciosos / y almendras garrapiñadas”— funcionan como inventario sensorial que contrasta la opulencia granadina con la austeridad castellana.
Las enumeraciones bélicas —”adarga en el antebrazo, / en la mano la azagaya, / alfanje sujeto al cinto, / y a la espalda cimitarra”— crean un efecto cinematográfico de precisión descriptiva, donde cada elemento contribuye a construir la imagen completa del guerrero andalusí.
La anáfora como recurso dramático: El momento de mayor tensión narrativa se articula mediante la anáfora imperativa: “¡Habla Isabel! —exclamó— / —¡Tú María también habla! / ¡Y tú Dorotea y tú Inés! / ¡Habla tú también Susana!” Esta repetición del verbo “habla” genera un crescendo dramático que intensifica la expectación del lector y subraya la importancia histórica del momento.
Diálogos Poéticos
Los diálogos en el romance trascienden la mera funcionalidad narrativa para convertirse en revelaciones psicológicas profundas. El autor construye personalidades complejas a través de intercambios verbales que mantienen la naturalidad coloquial sin romper la estructura métrica.
Diálogo de la intimidad: El intercambio “¿A qué hueles? —preguntóle. / —Huelo a ti —le contestara. / —Quiero mantener tu aroma / en mi memoria grabada” funciona como declaración amorosa indirecta, donde la pregunta aparentemente inocente desencadena una confesión de amor total.
Diálogo intercultural: Abdullah articula la filosofía central del romance en su reflexión: “—Aunque seamos musulmanes / y vosotras seáis cristianas / el hecho que platiquemos / un rato por la mañana / nuestro Alah ni vuestro Dios / creo que se disgustaran—”. Este diálogo trasciende la anécdota para convertirse en alegato por la tolerancia religiosa.
Monólogo épico: El discurso de Isabel ante los esposos cristianos constituye el clímax retórico de la obra, donde la mujer medieval encuentra su voz para articular una crítica social devastadora. Su parlamento se estructura como alegato jurídico que invierte las categorías morales tradicionales.
Reflexión Final
La genialidad técnica de Balagué radica en su capacidad para integrar estas técnicas literarias dentro del marco métrico tradicional del romance octosílabo. Las metáforas sensoriales, las enumeraciones acumulativas, las anáforas dramáticas y los diálogos psicológicamente complejos funcionan como un sistema orgánico que sirve tanto a la belleza formal como al mensaje ideológico.
La combinación de estas técnicas genera una polifonía textural única: los sentidos se activan mediante metáforas sinestésicas, el ritmo se intensifica con anáforas y enumeraciones, mientras los diálogos aportan verosimilitud psicológica y dinamismo narrativo. Esta síntesis técnica permite que una forma poética medieval vehicule contenidos ideológicos contemporáneos sin artificialidad.
El impacto en el lector es doble: por un lado, la familiaridad métrica del romance facilita la lectura fluida; por otro, la sofisticación técnica exige una lectura atenta que se ve recompensada con descubrimientos constantes. Balagué demuestra que la maestría técnica no está reñida con la accesibilidad, sino que, por el contrario, la potencia.
Esta conjugación de tradición formal e innovación técnica convierte al “Romance de las cristianas raptadas” en una obra que honra el pasado poético español mientras construye puentes hacia la sensibilidad contemporánea, logrando que el lector del siglo XXI experimente la misma fascinación que los oyentes de romances medievales sintieron ante estas historias de amor que desafían las convenciones de su tiempo.