Título: EL OLOR DEL BOSQUE HA ROTO MI COMPUTADORA
Autor: Paco BELLO (2008)
ISBN-13: 978-84935903-5-2
Editorial: Poesía eres tú
PVP:12 Euros (IVA Incluido). 11,54 Euros (Sin IVA). Puedes comprarlo aquí
Paco Bello, cantautor que ha hecho escuela en las principales salas de Madrid, nos presenta su primer libro de poesía, formado por poemas escritos y desescritos entre 1996 y 2007. En él nos cuenta todo lo que no cabe en una canción, o cómo él dice “esas emociones cóncavas que descubren su lado convexo al ir más allá de la voz cantada ”, quizás porque lo único que puede romper el silencio cuando se acaba la música, es la palabra en busca de su propio encuentro, y Paco la usa con elevada maestría, alunizando con ella, convirtiendo la metáfora en un pequeño reducto salvador donde la esperanza y el desasosiego se unen a partes iguales para equilibrar esa balanza de lo que somos o deseamos ser.
EXTRACTO DE LA OBRA:
Bailemos
Entre el tumulto
de los abrazos y las soledades
me arrojo bullicioso
en estas brasas del desorden,
tan lejos de toda táctica
como lleno de quemarropa.
Y así te doy La Bienvenida.
Gotas
La lluvia
me ata
con hilos
tan
finos
que
procuro
evitar
cualquier
sobresalto
no
vaya
a ser
que
se
parta
por
algún
sitio
delicioso
y se
destense
el cielo
des
afinando
así
el misterio
liberado
de
tanta
paz
milagrosa.
Demasiadas horas en la cama
Lunes
de nuevo Lunes
o Martes
¿qué más da?
Me he pasado todo el fin de semana
pensando en mi vida
tocándome la nariz ( por fuera )
rascándome la ilusión ( por dentro )
He bailado con tu vestido tan suave
que hace un rato has tendido
delicada
en la azotea.
Y me he encontrado con otro fin de semana
buscando en el espejo un puesto de trabajo
o
quizá
una nave espacial.
Misión cumplida
Trajearse
y mirar
a ninguna parte.
Cuando el alma pasa
por la trituradora de papel
hay que actuar positivamente
y organizar una fiesta confeti.
Así parecerá que hemos ganado.
Mis latidos corren hacia sus alas
que se han perdido en todas partes.
En el despacho de recursos humanos
apenas he abierto la boca.
Me han preguntado no sé qué
con ojos de tijera o de tapia, no recuerdo.
Y yo me he vuelto tímida angustia en agudo silencio.
Pero ellos no parecen haberse percatado.
Me han dicho que firme aquí
y que empiezo
y acabo
mañana.
Será
que no he mirado a ninguna parte
y eso
les ha gustado.
El sino del ateo necesitado de afecto
No es que no crea en Dios,
no, no,
supongo que sí, porque :
Ahí están
los prados reordenando el jaleo de la sangre
entre las venas,
las rocas y el mar perfeccionando secretos,
las grandes distancias.
Ahí están
el pensamiento en y fuera de sí,
los placeres banales que nos liberan de ser sólo
carne de futuro.
Ahí siguen
los montes de venus,
las pasmosas colinas con su perfume imperdonable,
la velocidad de los latidos como flores que ya no caben en el tiesto,
la íntima intensidad braceando en el exuberante hallazgo
del sabor de las palabras.
El faro y un barco
resumiéndolo todo.
Una sonrisa que no sube a la superficie
pero sí al fondo
de otra sonrisa
que tampoco
sube.
Ahí lo ves: El flexo que calienta
estas sílabas sin equilibrio
diciendo lo mudo que me caigo.
Claro que creo en Dios.
Pero sin que él se entere,
para que no crea
que le necesito.