Título: CONVIVIENDO CON EL CAOS
Autor: Óscar ALBERDI
ISBN-13: 978-84-937016-4-2
Editorial: Poesía eres tú
Depósito Legal: SE-2261-2009
La poesía de Óscar Alberdi, es una poesía íntima y dura, ausente de complicadas metáforas que camina directa hacia el lector, mostrando un mundo real, el que vive el autor, pero quizás el que vivimos todos, porque todos tenemos un poco de la poesía de Óscar Alberdi.
Óscar Alberdi escribe sobre la desolación y el hastío, la decepción del hombre moderno ante la mirada infranqueable del mundo, un paso más de una poesía que rompe los engranajes clásicos de la escritura convencional.
EXTRACTO DE LA OBRA:
A mi hijo
A mi hijo,
siempre le tengo dicho
que cuando peor vayan las cosas
lo mejor que puede hacer
es cambiar de identidad.
A mi hijo,
le explico que si acaba en la cárcel
lo único en que deberá de pensar,
a partir de que se cierna tras él
el eco metálico de la puerta de su celda,
ha de ser en como escapar.
Podría empeñarme como el resto
de bien intencionados padres
—sin manual de instrucciones
pero voluntariosos para que en el futuro
nadie (eso se creen) les pueda echar nada en cara—,
en aleccionarlo con otra serie de valores
que no son más que buenos consejos
con los que se consuelan
por no poder ya dar mal ejemplo.
Mi propia experiencia, me ha demostrado
que si con el tiempo no los pisotea
lo único para que los usará
será como rehenes
para pasarse al enemigo.
Así que, me esfuerzo por descubrirle cosas aconsejables;
por abrir sus pequeños ojos
acerca de lo poco acertado de llevar una silla para sentarse en un bosque
sobre todo si esta es de madera.
Que no es práctico usar los dedos
para llevar la cuenta de las estrellas.
Que no señale a las personas mayores por ser de mala educación,
y si le pillan, disimule
haciendo como si estuviera contando estrellas.
Que no las interrumpa mientras hablan,
y si alguna lo interroga sobre lo que acaba de decir
porque le han sorprendido distraído a su explicación,
responda, con tono seguro, que contaba estrellas
(la mayoría de los jueces terminan su vida
de emitir juicios sobre otros hombres
sin haber escrito un epitafio para su muerte)
Que mire siempre a los ojos de la gente
para que no pierda nunca la virtud
de saber en cada momento quién le ama.
( con el tiempo vera que casi todos son unos hijos de su madre,
pero a fin de cuentas hijos todos de un hombre y de una mujer)
Que todo tiene sus límites.
Pero que ese todo dependerá
de a qué lado de la cerca se siente
o desde qué lugar contemple el cielo.
Aun así, el mayor de los temores,
con el que juego al escondite,
al margen de que le ocurra algo
ante lo que no me pueda interponer,
es que acabe por parecerse a mí;
y un día, se descubra a si mismo en cuclillas
ante unos profundos y diminutos ojos de Ícaro,
kamikazes deseosos por contar estrellas,
repitiéndole con insegura convicción una afección
que antes me oyó a mí
y que ha planeado como un todo en su vida:
“no hagas nada que yo no haría”
Dedicado a mi hijo Adrián
Hey txo!!!
“Hey Joe,
uh, where you going’ with that gun in your hand?
Hey Joe,
I said where you going’ with that gun in your hand? Alright “
Jimmy Hendrix
Hey txo!
¿Dónde te metes?.
Desde que supimos lo tuyo
con la muerte
estuvimos esperando
que te pasaras a contárnoslo.
Hey txo!
No sé quién salió en tu busca
pero no regresó.
Poco a poco me fui
quedando sólo en el bar.
Todos se fueron yendo.
Incluso aquel tipo del fondo
que bebía huraño sentado en una banqueta
sin ver que en el espejo, tras la barra,
su reflejo también le había abandonado.
Hey txo!
Te estuve aguardando
para hablar como de costumbre
y que me repitieras otra vez aquella anécdota,
una vez más con un nuevo final,
del milagro de la lluvia
cayendo del techo de tu habitación.
Hey txo!
¿Significa esto que como planeamos
nunca viajaremos hasta la frontera
en esa moto prestada?.
¿Que aquel negocio de llevar gente hasta el desierto
para contemplar auroras boreales ha quebrado?.
Hey txo!
Todos cuantos salieron a tu encuentro
jamás regresaron
para contarme que era aquello
que nadie se explicaba
de tu enrollado con la muerte.
Presiento tus pasos a mi espalda,
me giro y me encuentro frente a ella.
Hey txo!
¿Qué es eso de que la maltrataste?.
¿Qué te abandonó porque no fuiste
nunca cariñoso con ella?
Qué bebías en exceso
y pasabas las noches
corriendo tras las ambulancias
o arrojándote al paso de las sirenas,
desnudo, contra los coches de policía.
Hey txo!
He decidido ir también en tu busca
en cuanto mi sombra salga de los lavabos
con los ojos como centellas
y una agradable sensación en la nariz.
Puede que solo encontremos la calle desierta
pero las farolas harán de estrellas,
indicándome el camino que nunca he seguido recto
Y si te descubro, a lo lejos en la calle,
gritaré: ¡Hey txo!.
El espejo de la pared
Extiendo mi mano ansiando que la calidez de tus dedos
sobrecojan con un diminuto escalofrío
mi palma generosa por recibirlos;
para luego apretarlos,
estrechándolos como en un abrazo
en el que pueda disolver tanto deseo
al que se sujeta todo mi cuerpo con un temblor
como el pequeño espejo de la entrada a la pared,
el mismo que nos vio llegar
y luego marcharte sola cerrando la puerta.