CINCO POEMAS DE RENACIDA EN MI CALMA

Cada poemario contiene versos que funcionan como llaves maestras, poemas que abren todas las puertas del libro y permiten vislumbrar el corazón de la propuesta. En Renacida en mi calma, Lucía García Ramos nos ofrece veinticinco poemas que trazan un viaje de autodescubrimiento, pero hay cinco que capturan con especial intensidad la esencia de ese tránsito: desde la decisión inaugural de habitarse a una misma hasta el reconocimiento sereno de que la vulnerabilidad no es enemiga sino compañera de viaje.

Estos cinco poemas representan los cinco movimientos del poemario: el umbral del renacimiento, la construcción de raíces profundas, el impulso hacia la libertad, la exploración de vínculos que respetan la individualidad, y la mirada hacia horizontes que ya no asustan. Juntos componen un retrato fiel de lo que significa aprender a ser refugio propio sin renunciar a la conexión con otros, a sostener simultáneamente fortaleza y fragilidad, a caminar sabiendo que habrá días de luz y días de penumbra, y que todos merecen ser vividos sin culpa.

1. SOY MI CASA

Soy el lugar donde descanso,
el refugio que tantas veces busqué afuera.
Soy las paredes que se sostienen
aunque el viento arrecie,
y las ventanas abiertas
para que entre la luz.

He aprendido a habitarme,
a no huir de mis silencios,
a mirar mi reflejo sin miedo,
a nombrarme con ternura.

Hoy entiendo
que no necesito completarme con nadie,
porque entera
ya soy fuego, raíz y cielo.

De la sección “Renacer”

2. LA CICATRIZ QUE FLORECE

Mi piel guarda marcas,
caminos que dolieron,
historias que quemaron
y me enseñaron a temer.
Pero hoy miro esas cicatrices
y veo algo distinto:
flores que brotan en lo profundo,
raíces que se aferran a mi fuerza,
heridas que se vuelven lecciones,
dolor que se convierte en belleza.
Cada cicatriz que llevo
me recuerda quién soy,
que he sobrevivido,
que he aprendido a crecer
entre sombras y soles,
y que incluso lo roto
puede florecer en algo nuevo.

De la sección “Raíces”

3. CANTO DE LIBERTAD

Hoy canto sin cadenas,
sin expectativas que me aten,
sin miedos que me susurren al oído.

Cada nota es un paso hacia mí,
cada silencio, una victoria
sobre todo lo que intentó contenerme.

Mi voz se eleva
como viento entre montañas,
como río que encuentra el mar,
y en ella reconozco
mi derecho a ser,
mi derecho a volar,
mi derecho a existir completa.

La libertad no es un destino,
es cada instante
en que decido abrir los brazos
y escuchar el canto
que siempre estuvo dentro de mí.

De la sección “Alas”

4. AMAR SIN PERDERME

He aprendido que amar
no significa olvidarme,
ni desdibujar mis contornos
para encajar en otro.

Amar es sostenerme
y sostener al otro,
es dar sin vaciarme,
es escuchar sin renunciar a mi voz.

Hoy abrazo la paradoja:
puedo querer profundo
y seguir siendo yo,
puedo entregar ternura
y mantener mi centro,
puedo compartir la vida
sin perderme en el camino.

De la sección “Puentes”

5. CUANDO ME PERMITO CAER

Hay días que no puedo,
y está bien.
Me hago un café,
me quedo quieta
y dejo pasar las horas.
Recuerdo a Benedetti,
la alegría se defiende,
y miro el horizonte sabiendo
que, aunque hoy no llegue,
mañana volveré
el doble de clara,
el doble de yo.

De la sección “Horizontes”

Lucía García Ramos, “Renacida en mi calma” (Editorial Poesía eres tú, 2025)