huyendodeestajardin HUYENDO DE ESTE JARDÍN, ME ENCONTRE CON EL VIENTO - Boris ROZAS - huyendodeestajardin 211x300 - HUYENDO DE ESTE JARDÍN, ME ENCONTRE CON EL VIENTO – Boris ROZASTítulo: HUYENDO DE ESTE JARDÍN, ME ENCONTRE CON EL VIENTO

Autor: Boris Rozas

Año de Publicación: 2009

Colección: Poesía

ISBN-13: 978-84-937230-7-1

Editorial: Poesía eres tú

https://poesiaerestu.com

PVP:12 Euros (IVA Incluido). 11,54 Euros (Sin IVA)

 

 

RESEÑA:

Huyendo de este jardín, me encontré con el viento destaca por su cuidado lenguaje, por su imagen poderosa cargada de misticismo, de una belleza natural que busca con nostalgia todo lo Whitmaniano, donde Boris Rozas persigue aglutinar la fuerza de su poesía con el arte mismo.

En palabras del propio autor:

“En agosto de 1989 huía entre jardines y aristas, envuelto en frágiles alas de Ícaros infantiles, sólo para encontrarme de bruces con los vientos de la poesía en enfermas mañanas sin principio. Todo amor y carcoma.

Es agosto de 2009 y la mañana es perfecta.

Náufrago del rocío del verso, camino bien acompañado en este bosque de cristal de la mano de mi otro yo”.

 

EXTRACTO DE LA OBRA:

Camina el viento
por la senda de huesos olvidados

Camina el viento por la senda de huesos olvidados

en el atardecer de un desierto como otro cualquiera.

Ratifica el cuervo

la victoria sobre el cuerpo encendido,

desgarrando la epífisis del hombre,

declarando la lenta

primacía

de la legión asmodea.

Poema a un viejo árbol

 

Por detrás de un viejo puente
respira un viejo río.

Con el aire seco y descendiente
ambos
calman el fuego del estío.

Este árbol es mi amante,
mi viento, mi escondite…
Esta loma…
…que ya no soportará otro embite,
ha partido en dos el monte,
ha sofocado el trapío.

Este árbol es mi muerte,
mi sombra, mi vigía…

Respira un viejo río
conmemorando el horizonte.

Un jardín para Andrés

Allí sentado y solo, con la sola compañía de una ligera brisa que anticipa

la llegada del verano,

me cuentan que has dejado de existir,

que tu estrella se ha apagado de repente, sin apenas

tiempo y espacio

para acostumbrarnos a no verte.

Y allí me quedo triste y solo, sin escuchar

a ese compañero de trabajo que me anima,

sólo

con el silencio de la muerte,

haciendo frente

a la inexactitud del cuerpo

ante el desafío de la pérdida.

Me encuentro de noche tejiendo un último poema, un hasta pronto,

una lágrima derramada en verso

que va construyendo un equipaje de recuerdos y oraciones.

Te encuentro, amigo Andrés, eterno y sonriente

en una pequeña foto,

tan hermosa,

que ha herido mi corazón apoltronado.

El sol castellano moja tu traje, elegante

y adherido,

mientras suena el tierno canto    del pájaro atmosférico.

Huyendo de mi último jardín, me he encontrado con el viento de tu alma palentina,

he dibujado el rostro

de este Andrés engrandecido

en esta telúrica adversidad

que ha roto el universo,

que ha partido en dos el estío.